Saturday, October 26, 2013

Amigos siempre amigos...

Cuando uno ya ha pasado los “ticinco” y lleva acumulada una vida de experiencias, una simple “junta de amigos de la U” puede ser una experiencia profunda y especial. Sobre todo si se trata de recibir a uno de los amigos que viene de lejos y hace unos cuantos años que no lo has visto… Ponle la agravante que a estas alturas, todos tenemos ene responsabilidades de familia y trabajo y hacer coincidir las agendas puede llegar a ser una tarea digna de titanes o magos.
http://youtu.be/MMruR7CVYhc

Afortunadamente, nosotros contamos con ese mago maravilloso y catete, que cada vez que se lo propone en serio, nos hace dejar todo de lado, para asistir a las juntas tan especiales que él organiza. Nuestro gran amigo Félix. Por otro lado, tenemos una pareja de amigos lindos y preciosos que estuvieron dispuestos a prestar su casa para hacer efectivo ese encuentro. Grandes Mónica y Carlos. Entonces, puesto todo en orden, sólo nos quedaba llegar al punto de encuentro en forma puntal. En mi caso, que corro todo el día con mi oficina a cuestas, mochila a la espalda (soy lo más cercano a un Ekeko o a un caracol), esa misión es más que complicada. Afortunadamente, siempre hay maneras de organizarse para llegar. Estaba mega cansada (como todos, no más) y mi motor más importante era saber que iba a abrazar a un amigo muy querido después de muuuchooooosss añooosss y que iba a ver a otros, que viviendo en Santiago, no los veía la misma cantidad de tiempo… ¡¡¡Valor!!!... La ciudad nos come, y eso que no es tan grande… ¡¡¡Más valor!!! Por fin, llegamos todos, más o menos puntuales a la cita… Ustedes saben que la puntualidad es un arte que “no se me da fácil”… Jajajajaja!! Pero ahí estábamos todos, abrazándonos, riendo y echando tallas, felices de vernos otra vez.

El comentario típico era: “Estás igual!!!” o “No has cambiado nada!!” o “Estás como el vino!” o cualquier etcétera de esos que quiere decir que a pesar de las arruguitas o de la experiencia y uno que otro rollito delator,  te mantienes igual de bien o mejor de lo que recordábamos a la persona. La guinda de la torta fue ver llegar a nuestro amigo tan esperado. El, con su sonrisa, encanto y ternura, llenó todo el espacio de recuerdos agradables, abrazos apretados, de fuertes palmetazos por parte de los varones y de sonrisas coquetas de parte de las ladies… Y es que “Luchito” es un seductor nato. Tiene esa capacidad de encantar con su sonrisa, sus frases inteligentes, elegantes y bien escogidas. Su presencia irradia esa luz brillante y poderosa de un guerrero que ya viene de vuelta de la vida. El jueves asistimos al maravilloso espacio que yo denomino “el descanso del guerrero”, esas horas preciadas e invaluables en que uno depone las armas, se saca la armadura y simplemente ES uno mismo.
Y en un momento breve – más breve del que me hubiera gustado – tomé distancia del grupo y observé a cada uno. Logré verlos, no como están ahora, sino como los recordaba con mi mente afectiva. Jóvenes y jovencitas que decidíamos cada verano ir a servir a una comunidad equis y pasarlo bien en los viajes. Vi a las chicas lindas y coquetas de aquellos años. A los “cabros” guapos y cancheros de entonces… Y lo mejor fue darme cuenta que seguimos todos iguales, buenos pa’la talla, inteligentes, irónicos y sensibles. Pero lo mejor de lo mejor, fue el inmenso cariño que se sentía en el ambiente. Y como siempre, vi que todos obedecimos al llamado de nuestro destino: Los más seriecitos y seriecitas, son empresarios o tienen trabajos tradicionales. Los más artistas, hippies o lanas tienen actividades poco convencionales y se ganan la vida reinventándose a cada instante. Sin embargo, todos somos felices con lo que hacemos y amamos nuestras respectivas profesiones y actividades. Algunos tienen harto kilometraje y viajes acumulados en su Lanpass vital. Otros, tienen recorrido en experiencias, dificultades y batallas ganadas a punta de porfía y esfuerzo.  Pero la raya pa’la suma es que todos somos sobrevivientes de una época que no fue fácil y que marcó nuestros destinos de una manera única e inevitable. Y lo mejor, mejor de todo, es que el cariño permanece, el respeto permanece y la admiración permanece… Permanece lo esencial: El amor que se trasmite en cada abrazo, las pocas ganas de irse aunque sea la hora del coco y al otro día haya que levantarse temprano y el profundo deseo de repetir este tipo de encuentros otra, y otra, y otra vez.
“Amigos siempre amigos” esa es la consigna actual. La vida no nos ha separado y el espíritu siempre estará dispuesto a ir al próximo punto de encuentro, todas las veces, ene cantidad de veces, hasta que la vida, o el destino, o la inevitable muerte digan lo contrario. Seguimos siendo uno para todos y todos para uno… La aparente distancia física no ha separado nuestros corazones. Ya no, nunca más. Seguiremos todos unidos por uno de los sentimientos más nobles de todos, después del amor: La amistad.

Te queremos Luchito… Vuelve, vuelve pronto. Aquí estaremos los de siempre, con los brazos abiertos para recibirte hoy, mañana… Siempre, mi viejo querido.

2 comments:

Gabriela said...

Querida Carla... que decir o como decirlo, despues de haber leido tu mensaje. Es innegable que posees el don de la palabra , logrando que la emocion me embargara mientras leia tan magistral relato.

Gracias!!!!

Luis Castro said...

Gracias linda amiga. Lo has dicho muy bien. Por unas horas estuve una vez más, con las personas que formaron el mejor grupo humano que haya tenido la oportunidad de compartir. Espero que volvamos a reunirnos. Muak, muak.