Shh-shh... Nadie lo sabrá...

Aunque me carga el “webetón” en todas sus expresiones (valorrrrrrrrr!!! Ha durado más que el Axé), cuando escuché el estribillo de este tema hoy en la micro, me causó mucha gracia y me hizo pensar... ¿Cuántas veces nosotros hemos hecho cosas del tipo “lado B” que pensamos que no las va a saber nadie y al final igual se terminan descubriendo????... Y no solamente lo digo por los escándalos en que últimamente se han visto involucrados ciertos diputados, senadores y jueces del Estado. Al parecer, nadie se ha salvado del estigma del “Shh-shh... nadie lo sabrá”... y al final, a merced de la tecnología ¡¡siempre termina destapándose la olla!!

Me tocó conversarlo con mis amigos también y no pudimos llegar a acuerdo. ¡Y ojo! que no pasa por una posición moralista ni nada que se le parezca. A mi me importa un pucho lo que cada uno haga con su vida en privado, siempre y cuando no cause daño a gente inocente y desvalida o denigre a otro ser humano, pero la cosa cambia si tienes responsabilidades públicas y más encima, se supone que estás representando a una porción de gente que votó por ti o – más grave todavía – cuando eres la imagen de la ley del país, como lo son los señores representantes del poder judicial. ¡Si, claro! esta gente tiene derecho a tener vida privada, como cualquiera de nosotros, PERO también debería tener la dignidad de mantener esa vida LO MAS PRIVADA POSIBLE, especialmente si tienes tendencias que no son del todo standard o una libido un poco mayor que el resto de tus congéneres. Aquello va de la mano con el respeto y compromiso que sientas con el país y la gente que representas. Uno de mis amigos discrepaba conmigo porque decía que esta gente está en el poder por el poder y no por el afán de servicio público... y que desde ese punto de vista, este personaje puede hacer lo que se le plazca en las horas de trabajo porque es lo que hace el 98% de los chilenos. Ahí yo discrepo. La vida privada es eso mismo: P-R-I-V-A-D-A... y se supone que comienza a funcionar DESPUES de tus horas laborales. Si te gustan las hot-lines, ok, pero llama desde tu casa, no ocupes el teléfono de la ofina pa´eso, poh!!!!... Si te gusta la pornografía, ok, pero no leas la Playboy en una sesión del Senado!!!... Si te gusta navegar por sitios porno en internet, ok, pero contrata el servicio en tu casa... Los adultos deberían saber tener límites y auto-control, no?

Y yo alego así, porque en la pega que estoy ahora, TODO ESTA RESTRINGIDO!!! No puedes usar internet, no puedes leer blogs, no puedes bajar libros, no puedes entrar a sitios de información como la CNN y no tienen idea cuán útil es esta herramienta para TRABAJAR... apenas le habilitan el acceso PAF!!!!!!!!!! se ponen a ver minas/minos en pelota, valorrrrrrrr!!! y vuuuueeeelta a las restricciones.

Así, suma y sigue. Cuántas carreras de ejecutivos brillantes se han ido al hoyo por culpa de su adicción al alcohol, a las drogas o al abuso sexual????... desde mi puesto de secretaria lo he visto mil veces.

Al parecer la “delgada línea roja” entre lo público y lo privado se ha ido diluyendo cada vez más bajo el peligroso rótulo de la “libertad individual”, pero amigos lindos, aún la libertad tiene sus límites... claro!!! MI libertad termina exactamente donde comienza la TUYA y saber respetar eso es lo que te hace verdaderamente libre... NO puede existir la libertad sin responsabilidad ni respeto por el otro... es como comer “jurel tipo atún”, ergo, una vulgar imitación que no te producirá ni siquiera el 10% del placer original.

Ya lo sabes, la próxima vez que pienses que “Shh-shh.. nadie lo sabrá”, medítalo dos veces. Hoy por hoy, gracias al avance de la tecnología y al retroceso de la integridad, la ocultación será cada vez más difícil.