Los Chalecos...

Cuando mis hijos eran chicos teníamos una broma familiar… Yo preguntaba: “Qué es un chaleco?” Y ellos contestaban: “Lo que la mamá te pone cuando ELLA siente frío” y soltábamos sonoras carcajadas!!!... Y era cierto, cada vez que YO sentía frío corría a ponerles un chaleco a cada uno, aunque estuvieran rojos de tanto correr… Y a santo de qué viene este recuerdo?? De los chalecos, of course! Jajajajja!!! Existen distintos tipos de chalecos: Los lindos y caros, que te pones cuando sales a una cita especial o cuando quieres impresionar, los que son “calientitos”, que normalmente son tus favoritos, que te los pones para andar por la casa o con tu pantalón de buzo favorito. Son cómodos y ya tienen la forma de tu cuerpo, por lo que se ajustan con mucha facilidad a ti, o sea, ya están “domesticados”… y finalmente, los chalecos que habiendo sido tus favoritos alguna vez, ahora los usas sólo para dormir cuando tienes mucho, pero mucho frío. Son lindos, calientitos y te abrigan igual, y como los quieres, te da pena dejarlos de usar.

Cada chaleco tiene su uso especial y cuando uno sabe para qué los quiere, no hay problemas para decidir cuándo usar cual. Sin embargo, a veces pasa que uno no tiene claro para qué quiere el famoso chaleco: Lo quiere para salir? Para abrigarse? Para estar cómoda aunque no te guste mucho? Lo quieres para lucirlo en ocasiones solamente? Sólo para dormir? Al parecer, el “issue” aquí es el “para qué”, el propósito… Ahhhh!! Pero hay otro punto también!! Sobre todo con los chalecos nuevos: Cuánto estamos dispuestas a pagar por él?? Hasta dónde es caro y hasta dónde es una “súper oferta”? O, cuándo un chaleco no vale lo que dice? Pareciera que esto último sucede con bastante frecuencia. Puede que el chaleco luzca precioso en la vitrina, pero cuando entramos a comprarlo y lo vemos más de cerca, encontramos que el precio no se ajusta a la calidad de lo ofrecido, ergo, no llena nuestras expectativas. Incluso ha sucedido que por ser mucho el frío reinante, a veces nos ponemos un chaleco que de frentón no nos gusta mucho pero que sabe cómo abrigarnos. También hay otros que de tan ajustados que son, terminan por asfixiarnos y entonces no lo usamos más y muere casi nuevo en el cajón o terminamos regalándolo a alguien que le quede mejor. Aaaaahhhhhh!! Y a veces están los chalecos que vemos puestos en otras personas, nos gustan y nos atraen, y nos dan ganas de tenerlo o de probarlo al menos… Y ahí queda al gusto del consumidor si decide usarlo a pesar que ya tiene dueña/o o lo deja ahí, porque se da cuenta que la persona que lo usa lo quiere y lo necesita.

Mmmmmmm… y qué tipo de chalecos me gustan a mí??? Definitivamente, aquellos que van con todo, flexibles, que se ajustan a tu modo de vida. Aquellos que van a todas partes contigo, que no se hacen problemas si los guardas todos arrugados en un cajón y que los sacas cuando los vuelves a necesitar. Esos chalecos que son ponibles tanto en una cena formal como en la competencia deportiva del colegio y nunca te dejan mal. Esos que te abrigan siempre, que siempre los encuentras cuando los necesitas, y que son de una lana tan top, que cuando te los pones, sientes como si te acariciaran. Lamentablemente, esos chalecos están escasos… y los pocos que hay en el mercado tienen dos problemas: O son muuuyyyy caros o ya tienen dueño/a.

Y ustedes, qué tipo de chalecos prefieren???... Nota: Cualquier similitud con otras situaciones de la vida real, es MERA coincidencia… Jajjajajajaaaa…

LONG LIVE ROCK, YEAHHHHHHH!!!