Estaba decidida… esta vez sí que sí. Me preguntaba una y mil veces en qué estaría pensando aquel día de diciembre… fue el 17??? Uf!! Qué lata me da no recordarlo…
Mientras caminaba rápidamente entre la gente, volvía a repasar el monólogo que mil veces – en mi mente y en silencio - había ensayado. Memoricé cada palabra, cada texto, cada expresión, cada… paso que daba me habría espacio entre la multitud que indolente se cruzaba en mi camino. Casi sin darme cuenta, llegué al punto de encuentro. El mismo lugar, la misma mesa, la misma penumbra que – pensaba yo – me ayudaría a dar el paso definitivo. Sí, estaba decidido: Hoy iba a terminar contigo de una buena vez.
Por fin me acerco, agitada por la carrera y por los nervios, te das vuelta y comienzas a caminar en dirección a mí, con esa sonrisa mágica de argentino canchero y atolondrado. Algo traías en tu espalda que no logré ver bien. Evitaba mirarte a los ojos, temerosa que descubrieras mis intenciones antes de poder verbalizarlas… Curioso que las palabras no existan hasta el momento de pronunciarlas… Entreabrí mi boca y suspiré profundamente, para comenzar el discurso tan largamente ensayado, pero me detuviste dejando caer unas maravillosas rosas negras en mi regazo.
Temblorosa te dije secamente: "Espera, antes que sigas necesito decirte algo..."
No me dejaste terminar la frase: "Luego mi amor. Te gustaron? Las mandé traer desde Buenos Aires, especialmente para vos."
Confundida, repliqué: "Y por qué? No entiendo… Sí, están hermosas... Gracias... Curioso!! Son las primeras flores que me has regalado…"
Tomaste mi cara con tus grandes manos y sonriendo alegremente replicaste: "Sabía... Sabía que no te habías acordado!! Hoy es nuestro primer aniversario. No sabes cuánto te amo."
Y justo ahí las palabras murieron congeladas en mis labios, siendo reemplazadas por un beso tibio, el más dulce que me han dado…
Todas las Flores - Presuntos Implicados